Por: Sergio de Miguel (Prof. Titular
FIQ-UNL, Inv. Independiente CONICET)
La reforma del estatuto de la UNL fue
muy poco debatida y discutida entre los docentes y alumnos de la Universidad.
Tanto es así que sólo se hicieron desde rectorado pocas entrevistas y muy
direccionadas para conocer el pensamiento de docentes y alumnos sobre un tema
tan importante como es el estatuto de nuestra UNL, que cumple la misma función
que la constitución para un país. El anteproyecto no se discutió en los
claustros, y sólo llegó a los consejeros una semana antes de la Asamblea
Universitaria, con la intención de no favorecer la participación ni el debate
de ideas. Y si en la Universidad Pública no hay debate de ideas, ¿qué nos queda?
Ahora pasando a los puntos
que se modificaron, quedó claro que el cambio fue conservador en muchos aspectos
y retrógrado en otros. En este sentido el reformismo universitario del 18 sigue
sin pasar por la UNL, sólo está presente en su preámbulo. Pasemos a analizar
los puntos conflictivos:
1) Se crea la categoría de Docentes
Universitarios contratados en el Personal Académico, con lo cual se da status
legal a los “contratos basura” y se sigue con la política de “clientelismo
político” en nuestra Universidad. Es decir el contratado prácticamente no tiene
derechos, no es ciudadano universitario, es totalmente inestable laboralmente
porque cada tanto hay que renovarle el contrato, pero sí tiene muchas
obligaciones, principalmente hacia los que lo contrataron, en este caso los
decanos. Es un caso de clientelismo, ya que el contratado debe permanecer
sumiso porque de lo contrario su contrato cae. Al poner la figura del
contratado en el estatuto, está claro que la política de Rectorado es seguir
utilizando cada vez más esta mano de obra precaria, a expensas de los cargos
ordinarios e interinos. Asimismo la figura del contratado va en contra de la
calidad académica e institucional ya que los contratos no son aprobados por los
Consejos Directivos (sólo por el decano) y por ende no hay un control del
máximo órgano de gobierno sobre los mismos.
2)
Resulta vergonzoso que no se haya incorporado
a la formación docente el derecho del docente a tener posgrados gratuitos en su
área de desempeño. Actualmente hay muchos docentes de nuestra Universidad que
se perfeccionan mediante cursos y posgrados de la misma UNL teniendo que pagar
aranceles con costos excesivos.
3)
Sigue sin otorgarle ciudadanía universitaria
a los docentes interinos con una determinada antigüedad ya que actualmente
existen docentes en esa situación con antigüedades mayores de 10 años quienes
nunca tuvieron la posibilidad de normalizar su situación a través de concursos
ordinarios. El actual Estatuto tampoco establece un plazo perentorio, para que
estos cargos interinos sean normalizados en el menor tiempo posible.
4)
La elección de decanos y de rector se sigue
realizando por voto “firmado o cantado”, designación que a nuestro entender es
antidemocrática y con consecuencias persecutorias, ya que las autoridades
conocen el voto de cada consejero y esto puede producir represalias directas o
indirectas de parte del poder hacia el consejero que no vota de acuerdo a los
intereses del ganador. En un docente las represalias pueden derivar en
reválidas no aprobadas, proyectos no subsidiados, apoyos retaceados, etc.
5)
Las elecciones a Consejero Superior que antes
eran directas en cada Facultad, ahora son por Colegio Electoral. La excusa que
usaron para esto es que se incorporaron una Facultad más y dos Centros
Universitarios, pero el número de consejeros sigue siendo el mismo, o sea 9.
Esto significa que existen grandes posibilidades que alguna o varias Facultades
puedan no contar con un representante Consejero en el Superior, mientras que
otras puedan contar con varios. Con esta reforma, además, el Consejero Superior
no es elegido por los docentes de cada Facultad sino indirectamente por el
Colegio. Como conclusión esto va a profundizar la hegemonía del Rectorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su mensaje, y debajo, su nombre y email.