Educación. Críticas desde el ámbito académico. Tienen
cada vez más influencia. Pero los expertos afirman que no reflejan bien la
calidad de la enseñanza.
Alfredo Dillon
Los rankings universitarios están de moda:
en Argentina, cada vez más universidades están pendientes de su puesto en las
listas más influyentes a nivel global y algunas incluso empiezan a tomar
medidas con el objetivo de subir posiciones. Pero mientras ganan influencia
política y presencia mediática, los rankings cosechan cada vez más críticas en
el ámbito académico, donde son señalados como instrumentos sesgados y
“comerciales”.
Este año se publicaron las nuevas ediciones de los cuatro
rankings universitarios más importantes del mundo: Shanghai (de China), CWUR
(de Arabia Saudita), QS y Times (de Inglaterra). Las universidades argentinas
tienen posiciones diferentes en cada uno, aunque la UBA encabeza en todos los
casos. En QS hay 7 universidades argentinas entre las 500 mejores; en el de
Shangai y el CWUR solo una (la UBA); en el de Times, ninguna.
Estas diferencias tienen que ver con metodologías
distintas, pero los expertos coinciden en sus críticas a todos estos rankings.
“Si bien proporcionan datos indicativos, hay que considerar la dificultad que
surge al intentar comparar instituciones tan complejas como las universidades
que, incluso, registran importantes diferencias entre sus distintas unidades
académicas. Además, una universidad tiene demasiados aspectos que no son
traducibles en números”, plantea Guillermo Jaim Etcheverry, ex rector de la UBA
y miembro de la Academia Nacional de Educación.
Una de las críticas frecuentes a los rankings señala que
le otorgan mucha importancia a la investigación y priorizan las publicaciones
en inglés, pero casi no tienen en cuenta la enseñanza y desestiman las
publicaciones en español. “Una universidad tiene tres funciones básicas:
docencia, investigación y extensión. Los rankings no miden docencia, no dan
cuenta del valor agregado (el aprendizaje) que reciben los alumnos”, señala
Marcelo Rabossi, profesor e investigador de la Universidad Di Tella.
Rabossi también distingue que el QS (de la consultora
inglesa Quacquarelli Symonds) y el Times le asignan mucho peso a la
“reputación” de las universidades, una variable poco objetiva, basada en
encuestas de percepción. Estos rankings, además, se apoyan en información
provista por las universidades, que pueden falsear sus datos, mientras que los
de Shanghai y CWUR se construyen a partir de datos más confiables (como
cantidad de profesores con premios Nobel o patentes registradas).
Varias voces señalan que los rankings están hechos a la
medida de las universidades de elite de Estados Unidos e Inglaterra y promueven
un único modelo de universidad, muy selectiva. Algunos expertos incluso
recomiendan boicotear estas mediciones (como ya lo hacen algunas universidades
alemanas) o, en su defecto, crear un ranking latinoamericano a partir de
criterios regionales.
En esta línea, Graciela Morgade, doctora en Educación y
decana de Filosofía y Letras de la UBA, analiza: “Sería interesante que en el
marco de UNASUR, por ejemplo, se proponga elaborar un índice propio, de manera
participativa entre las universidades y reflejando el proyecto universitario
que las sustenta. Podríamos medir, por ejemplo, la variable inclusión, a partir
de indicadores como nivel socioeconómico de los estudiantes, o bien
disponibilidad de becas de ayuda económica”. Morgade propone, además, “medir la
producción científica no solo por la publicación en revistas especializadas,
sino también en términos de aportes a debates públicos y a la formulación de
políticas de desarrollo”.
Mónica Marquina, investigadora de la Universidad de
General Sarmiento, concluye: “Los rankings intentan definir de manera abstracta
qué es una buena universidad, algo que tiene un significado diferente en cada
sociedad. En América Latina y en Argentina, una buena universidad debería
involucrar aspectos tales como la democratización de los saberes, la relevancia
del conocimiento que produce y la forma de gobernarse, administrarse y tomar
decisiones”.
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Los resultados de este año
QS 2015
Las 5 mejores del mundo
1. Massachusetts Institute of Technology (MIT)
2. University of Cambridge
3. Imperial College London
4. Harvard University
5. University of Oxford
Las mejores latinoamericanas
132. Universidad de São Paulo 167. Pontificia Universidad Católica de Chile (UC)
175. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
198. Universidad de Buenos Aires (UBA)
206. Universidad Estatal de Campinas (Unicamp)
Las 5 mejores del mundo
1. Massachusetts Institute of Technology (MIT)
2. University of Cambridge
3. Imperial College London
4. Harvard University
5. University of Oxford
Las mejores latinoamericanas
132. Universidad de São Paulo 167. Pontificia Universidad Católica de Chile (UC)
175. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
198. Universidad de Buenos Aires (UBA)
206. Universidad Estatal de Campinas (Unicamp)
Shangai - ARWU 2015
Las 5 mejores del mundo
1. Harvard University
2. Stanford University
3. MIT
4. University of California, Berkeley
5. University of Cambridge
Las mejores latinoamericanas
101-150. Universidad de São Paulo 151-200. Universidad de Buenos Aires (UBA)
201-300. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
301-400. Universidad Federal de Rio de Janeiro
301-400. Univ. Estatal Paulista
301-400. Universidad de Chile
CWUR 2015
SFlbLas 5 mejores del mundo
1. Harvard University
2. Stanford University
3. Massachusetts Institute of Technology
4. University of Cambridge
5. University of Oxford
Las mejores latinoamericanas
132. Universidad de São Paulo
322. Universidad Federal de Rio de Janeiro
334. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
367. Universidad de Buenos Aires (UBA)
376. Pontificia Universidad Católica de Chile
SFlbLas 5 mejores del mundo
1. Harvard University
2. Stanford University
3. Massachusetts Institute of Technology
4. University of Cambridge
5. University of Oxford
Las mejores latinoamericanas
132. Universidad de São Paulo
322. Universidad Federal de Rio de Janeiro
334. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
367. Universidad de Buenos Aires (UBA)
376. Pontificia Universidad Católica de Chile
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Entrevista a Barbara Kehm, de la Universidad de Glasgow
“Son mediciones muy sesgadas”
Los rankings globales y la gobernanza universitaria son
dos de los temas que apasionan a Barbara Kehm, profesora e investigadora de la
Universidad de Glasgow que estuvo de visita en Buenos Aires la semana pasada,
invitada por la UBA.
–¿Cuáles son las principales limitaciones de los rankings?
–Hay varias fallas metodológicas. Muchos rankings globales le asignan demasiada importancia al factor de la reputación, que es el elemento menos aceptado, porque no responde a “datos”. Otra limitación es la concentración exclusiva en la investigación y no en la enseñanza, que como mínimo tiene la misma importancia. Una tercera limitación es el claro sesgo hacia el idioma inglés: para saber qué universidades hacen investigación de calidad, se observan solo las publicaciones y las citaciones en inglés.
–¿Cuál es el impacto de estas mediciones?
–Los rankings globales promueven un cierto tipo de universidad: instituciones muy selectivas, próximas al modelo de las universidades estadounidenses de la Ivy League (Columbia, Harvard, Princeton, Yale, etc.), las instituciones de élite de Estados Unidos, la mayoría de ellas privadas y orientadas a la investigación. Todas las universidades del mundo están siendo evaluadas con respecto a este modelo, lo que es injusto, porque es una evaluación descontextualizada.
–¿Hasta qué punto los rankings fomentan la competencia?
–En todo país con un sistema universitario maduro, el gobierno quiere tener al menos un Harvard, quieren una o dos universidades entre las mejores 50 en QS o Shanghai. Es un valor simbólico: si el gobierno puede decir “nuestro país tiene una universidad entre las 100 mejores”, eso es una señal para el mundo: “Tenemos una economía innovadora y competitiva”. Por medio de la posición de una universidad individual, se busca señalar ciertas condiciones de la economía nacional. El mensaje sería: “Vengan a hacer negocios con nosotros”. Es por eso que a los políticos les gustan tanto los rankings.
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