Por Piolín de Chorizo
(Docente de la FICH. Alguna vez escuchó hablar de Otto von Bismarck y de
Clemens von Metternich)
-¿Y? – me encaró Tomatito armando unas albóndigas el
viernes a la noche, mientras yo escribía frenéticamente mensajes por mi celular
y recibía tardías e insatisfactorias respuestas.
-Mal. Me parece que perdimos de
punta a punta.
-¿Perdieron qué? Te preguntaba por
una copita del tintillo ése que tenemos guardado desde la última vez que fuimos
al súper.
-Ah. Yo creí que te referías a las
elecciones de la Facultad.
-Ah. Eso. ¿Perdieron?
-Sí. No pudimos meter ni un
consejero.
Tomatito guardó un prudente silencio
y, sabedora de que la buena música y el humor me calman bastante, fue al
dormitorio a buscar en una caja que atesora un casette de Les Luthiers. En
silencio buscó la vieja radio con casettera, puso la cinta y surgió la voz
grave eimpostada de Marcos Mundstock relatando:
-¡Soldados!
¡Pelad los sables! ¡Una vez pelados los sables, se corta al enemigo en
pedacitos, se vierte hasta la última gota de sangre, se baten todos bien sobre
fuego de metralla y se sirve a la Patria o bien en el molde! (Introducción
hecha por el Coronel Lamberto Loplatto, coronel de Cocina).
Seguía el coro:
Ya el sol asomaba en el poniente
Ya el cóndor surcaba el firmamento
Y la Patria, heroica, gloriosa y valiente,
De victoria profiere el juramento
Refulgentes aceros se preparan
A lanzarse a la lid libertadora
Ya broncíneos clarines amenazan
A la fiera vorágine invasora
Yo,
conocedor de todas las canciones de estos genios, esperaba lo que se venía. Mi
presión subió hasta las nubes, me agarré fuertemente de mi asiento para no
salir volando detrás de mi presión, tragué saliva (no sé cómo, ya que se me
había secado la boca) y callé, sabiamente.
Con sus fieros cañones apuntando
Ya se ve de la patria el enemigo
Hacia nuestros patriotas avanzando
Los salvajes ya se vienen, pucha digo.
Y ya entran nuestros héroes en la historia
Esgrimiendo la justicia inexorable
Con mosquetes cargados de victoria
Con espadas de acero inoxidable.
El fragor de la lucha ya se extingue
Por doquier, de la muerte la amargura
Ya el odiado enemigo se distingue
Alejándose deprisa en la llanura.
Ya los fieros enemigos se alejaron
No resuena el ruido de sus botas
Nos pasaron por encima y nos ganaron
Nos dejaron en derrota.
Perdimos, perdimos, perdimos otra vez.
Tomatito Cherry me miraba seria,
pero no me engañaba. Una lucecita le bailaba en sus ojos, y su cara de duende
estaba rígida y hasta parecía solemne. Le temblaba la comisura izquierda de sus
labios, mientras a mí empezaban a vibrarme unos bigotes.
Sentí una especie de maullido que
salía de su garganta, mientras seguía en su intento inútil de mantenerse seria.
Y yo… yo no pude más. Mientras resbalaba de la silla y caía de tujes en el
piso, riendo a los gritos hasta quedar sin respiración, llorando y moqueando,
golpeando el suelo con las palmas de las manos para intentar recuperar la
respiración perdida, Tomatito estrujaba una albóndiga que terminó escurriéndose
entre sus dedos, apoyada en la mesada de la cocina y riéndose como sólo ella
sabe y puede, con todo el cuerpo y toda el alma.
El nene mayor y el nene menor se
asomaron a la puerta de la cocina. Con cara de reprobación (gente grande, mirá
lo que hacen) preguntaron qué cazzo pasaba.
-Nada – contesté entre hipos,
lágrimas y mocos – que perdimos una elección.
-¡Y recién ahora te enterás! Las noticias de las
PASO ya son viejas. Rancias – dijo el nene menor, estudiante de periodismo y
sabedor de todo.
-No, las PASO no, en la Facultad.
Elegimos consejeros docentes.
-¿Y?
-No metimos ni uno.
-¿Y entonces? – preguntó el nene
mayor, aunque en realidad no le interesaba nada.
-Entonces nada. Seguirán en la
brecha y, por si hay represalias, formulen un plan de retiro anticipado –
intervino Tomatito.
-¡¿Qué lo qué?!
-Nada. Era una joda nomás.
¿Perdieron por mucho?
-No. Entre profesores titulares y
adjuntos, tenemos más o menos el cuarenta por ciento de los votos.
-¿Y de qué se quejan? La primera vez
que hay elecciones de verdad en tu facultad y ya tienen un montón de gente en
el Consejo. A mí me parece fantástico.
-No te engañes. La democracia
radical todavía vigente impuso que las minorías no estuvieran representadas. La
jugada es a todo o nada.
-No entiendo. El decano es elegido
por un colegio electoral sugerido por el decano. Las minorías no existen,
oficialmente. ¿De qué siglo vienen ustedes?
Del siglo XIX, pensé para mis
adentros. Me acordaba de la “Realpolitik”, un
concepto acuñado a fines de ese siglo por el entonces ministro alemán Otto von Bismarck, utilizado para
designar a la política basada en intereses prácticos, más que en la teoría o la
ética.
Pensaba también en historiador griego Tucídides, que valoraba la relación
entre partes en función de su poder y no de la justicia, y en el militar
chino Sun Tzu, autor de “El
Arte de la Guerra”, que imponía que el líder debe ser sereno e inescrutable, y
capaz de comprender planes insondables. Estos dos tipos son frecuentemente
citados como precursores de la Realpolitik. También me acordé del teórico
florentino Nicolás Maquiavelo,
quien afirmaba que la única preocupación de un príncipe debería ser la de
buscar y retener el poder, sin importar consideraciones éticas o religiosas.
Sus ideas fueron más tarde expandidas y practicadas por el cardenal
francés Richelieu, en lo
que él denominó "raison d'etat".
Actualmente, la visión pragmática de una facción y su
ideología política no encuentran inconvenientes en ceder algunos de sus
principios (o todos), si fuera necesario, con tal de conseguir ciertos
progresos que podrían ser considerados como más importantes.
Realpolitik, “la realidad de la política”, busca
demostrar justamente la parte oculta y descarnada del accionar político, la
maquiavélica, la que no aparece en los libros, sino que muchas veces roza lo
chabacano y despierta lo peor de la naturaleza humana.
-De este siglo, nomás – le contesté, después de un rato.
-Disculpame, Piolincito mío, que te repita la pregunta de
Nene Mayor. ¿Y entonces?
-No sé. Nos juntaremos, hablaremos, analizaremos, qué se
yo. Hay que rearmarse después de esto.
-¿Rearmarse? Si necesitan rearmarse, entonces ustedes los
del GRD son un conjunto de potzes. Ustedes, su candidato y sus consejeros, por
primera vez en la historia de la facultad que se manifiesta una tibia
oposición, ¡lograron el cuarenta por ciento de los votos docentes!
-Sí, pero sin representación.
-No me llores. Salieron a la cancha, jugaron con las
reglas (les gustaran o no) e hicieron un partido magnífico. De aquí en más sólo
les queda crecer; si aflojan ahora más les vale, sí, que elaboren un plan de
retiro voluntario.
Tomatito Cherry, para variar, tenía razón. ¿Por qué
aflojar si somos fuertes y casi ganamos? Este fue nuestro caso: tuvimos un
candidato que se jugó a fondo, muchas veces improvisando sobre la marcha y sin
el apoyo de todo el aparato, desplegado a lo grande para entronar al candidato
oficial. Propusimos consejeros honestos, que quizá no tuvieron el arrastre que
pensábamos. Tuvimos aliados de doble discurso y fallutos en el cuarto oscuro.
Quizá tuvimos falsarios entre nosotros mismos, los integrantes del GRD (aunque
lo dudo). Sufrimos aprietes y chicanas de todo tipo. Y sin embargo, ¡cuarenta
por ciento!
Ha sido una experiencia riquísima, esclarecedora. Una
dura enseñanza de Realpolitik. Quedó claro que se supo aprovechar el
oportunismo de algunos colegas, el miedo de otros, la deplorable falta de ética
de otros.
Pueden estar contentos y destapar su champagne. Pueden
hacer jocosas bromas y hasta pueden ensayar sangrientas tomadas de pelo e
intentar represalias.
Pero... Ah, pero igual los ayudaremos. Los nuevos
integrantes del Consejo contarán con nuestra presencia activa y nuestra
colaboración; no seremos prescindentes. No seremos como Fernández, que está
remando solo. Exigiremos que todos remen. Presentaremos proyectos. Pediremos
información. Veremos los resultados. Como miembros del Grupo de Reflexión
Docente, seguiremos agrupados, seguiremos reflexionando y, fundamentalmente,
seguiremos siendo docentes universitarios. Y creceremos, en base a nuestras
reflexiones y acciones. Continuaremos luchando para que la “democracia”, entre
comillas, sea democracia moderna, ágil, pensada para el siglo XXI. Seguiremos.
Perseveraremos. Creceremos. Continuaremos, y, al final, alcanzaremos.
El futuro es nuestro; empezamos bien. A la nueva gestión:
no comenzarán con las manos limpias.
Saben, y sabemos, que hay muchos esqueletos escondidos en los placards. Les
ofrecemos nuestra colaboración, pero no es gratuita. Nuestro apoyo, como lo
hubiese sido para Horacio, será crítico; de ninguna manera seremos
prescindentes en este apasionante proceso que se está iniciando: el de la
expresión orgánica del disenso. Iremos cambiando las cosas de a poco, teniendo
en mente lo que alguna vez dijera el mendocino Armando Tejada Gómez: el que no cambia todo, no cambia nada.
Y por último, amigos, colegas, parientes y vecinos,
miembros vitalicios del club de últimos orejones del tarro, chichipíos sin
remedio, compañeros de esta ruta sin demarcar y llena de baches: sepamos que
todos – oficialistas y opositores – tenemos un solo objetivo: mejorar nuestra
facultad. Todos dormiremos tranquilos, porque todos tenemos los principios que
creemos correctos, todos aplicamos los medios que creemos correctos, todos
queremos llegar a los fines correctos. Y es una suerte que tanto los principios
como los medios y los fines sean distintos; el principio del pensamiento único
y la avaricia por el poder es lo que nos han llevado a la actual situación.

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