Educación. Cada vez más
jóvenes pagan para estudiar.
En los últimos 10 años aumentó su
matrícula en un 77,6% mientras que en las estatales fue de apenas un 13,2%.
Sigue una tendencia que también se da en la primaria y secundaria
El crecimiento de
la educación privada en la última década no es un fenómeno exclusivo de la
escuela: entre 2003 y 2012, la cantidad de estudiantes universitarios que van a
instituciones privadas aumentó 77,6%, mientras que la matrícula estatal creció
apenas 13,2%. Los datos son del último boletín del Centro de Estudios de la
Educación Argentina, que dirige Alieto Guadagni, y surgen del Anuario de
Estadísticas Universitarias 2012, que acaba de publicarse.
Las cifras señalan que la matrícula
universitaria se incrementó un 22,5% en la última década. De cada cien nuevos
ingresantes entre 2003 y 2012, 78 se anotaron en universidades privadas y 22,
en estatales. En este período, las públicas crecieron a una tasa anual del 0,5%
y las privadas al 6,1%: una tasa 12 veces mayor.
Según Guadagni, miembro de la
Academia Nacional de Educación, es la primera vez que las universidades
privadas crecen más que las públicas. De todos modos, las estatales representan
el 79% de la matrícula universitaria total, con 1.442.286 estudiantes, mientras
que las privadas solo albergan al 21% de los alumnos (382.618). En el resto de
América Latina, las privadas se llevan en promedio la mitad de la matrícula
universitaria.
La cantidad de graduados es muy
baja en los dos sistemas: mientras las universidades estatales apenas gradúan
uno de cada cuatro ingresantes (27%), en las privadas se recibe el 43%. La
eficacia de las privadas viene en caída, mientras que las estatales han
mejorado en los últimos años. En la región, Brasil gradúa la mitad de los
ingresantes; México y Chile, 6 de cada 10.
Los expertos consultados por
Clarín proponen algunas hipótesis para explicar este fenómeno. Para Guadagni,
“el proceso de privatización de la escuela primaria y secundaria crea
condiciones favorables para que los estudiantes elijan también la universidad
privada”. Guadagni agrega que las instituciones pagas “no tienen ningún tipo de
restricción al ingreso”, a diferencia de algunas públicas.
Marcelo Rabossi, investigador
de la Universidad Di Tella, menciona en primer lugar “el crecimiento en el
poder de compra de los salarios desde la salida de la crisis: ahora las
familias pueden ‘comprar’ más educación”. Para Rabossi, las privadas suelen
tener planes de estudio mejor ordenados, con menos correlativas que demoran el
egreso. Y menciona que hay una “buena calidad general de las privadas, dado el
estricto control que se ejerce desde el Estado a través de CONEAU”, lo que
evita la proliferación de universidades de muy baja calidad, como ocurre en
otros países de América Latina. “De hecho CONEAU ha rechazado, desde su
creación hasta 2012, más del 80% de los pedidos de autorización de apertura de
nuevas privadas”, detalla Rabossi.
Desde la perspectiva de Carlos
Torrendell, profesor de Política Educativa en la UCA, “el aumento del poder
adquisitivo de la clase media” también es un factor clave para entender el
crecimiento de la educación privada, que es “un fenómeno de carácter regional”.
Torrendell menciona además
algunos “factores institucionales” propios de las universidades privadas, como
“un mayor dinamismo para crear nuevas carreras y abrir nuevas sedes” y la
“mayor flexibilidad para organizar horarios y facilitar la cursada de los
alumnos”.

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