Una escalera, cinco aulas y el valor simbólico de una puerta cerrada

Para reír un rato o para llorar un año

¿Qué tenía de malo la escalera de granito  blanco de la entrada?

Así nos recibió la FICH en febrero de 2013:  la imagen llamaba a una reflexión acerca de la utilización pública de los espacios públicos.  Parecía que la FICH no quería quedar atrás respecto de la Plaza del Bicentenario de FHUC-FADU,  aplicando para ello un discutible sentido de superación de la estética y de la funcionalidad edilicia.
Por:  Sapatita con S

Según se veía (en realidad era imposible de disimular, aunque hubiéramos querido hacerlo),  iniciábamos el año con obras en la FICH: tendríamos una propia "plaza seca y bancaria", que nos prometían podríamos disfrutar si lográbamos sobrevivir a lo que en febrero bien podía asimilarse a una trinchera; el paisaje era devastador, con la entrada de la Facultad clausurada para proteger un ritmo de obra que fue cualquier cosa menos rápido.  Y con los oídos hartos de aguantar tanto ruido. 

El martes 5 de febrero, como signo de inicio del año académico, se escuchaban los mazazos destruyendo la escalera de acceso (a la rampa y al cantero de las 2 palmeras les había tocado el turno el lunes 4),  escalera que fue destruida, cuyo hermoso granito blanco aparentemente no era suficientemente bonito o adecuado según la mirada estética y comercial de vaya uno a saber qué genio del diseño de estructuras públicas al que la UNL le paga el sueldo o los honorarios, lo mismo da.  La escalera fue destrozada a golpes... láminas de granito blanco de un costo considerable iban a ser reemplazadas por las losetas berretas premoldeadas en hormigón que se usaron en la plazoleta del extremo oeste del edificio.   Tal vez símbolo el granito del orgullo de los tiempos pasados, y las losetas del color de este presente.

Algunas preguntas empezaron a armarse tímidamente en las cabezas de quienes asisten regular o excepcionalmente a la Facultad

Los tomadores de decisiones como esta: ¿evaluaron y resolvieron que no se requieren más aulas ni laboratorios ni computadoras, ni mesas de trabajo, ni libros en la biblioteca, ni insumos ni equipamiento, porque las necesidades para el desarrollo de actividades docentes ya han sido satisfechas? ¿por eso decidieron que tendríamos plazoleta?

Esas personas: ¿consideran que la educación pública es superavitaria en recursos, y las instituciones educativas nacionales han encontrado satisfacción a sus demandas? ¿Por esa presunción resuelven que tengamos plazoletas antes que aulas, libros, espacios de estudio, laboratorios, equipos  en condiciones normales de uso y mantenimiento?  ¿Imaginan por un momento lo que podrían llegar a pensar los docentes de las olvidadas escuelas rurales si vieran el modo en que se distribuyen los recursos del sistema educativo?

(no quiero ver a esas personas, los tomadores de decisiones como esta -plazoletas si, aulas no-, adhiriendo a paros en reclamo de mayor presupuesto para las universidades... en nombre de su coherencia....)

Las autoridades de la FICH:  ¿no creen que hay otras prioridades a las que se podrían haber asignado los fondos que se utilizaron para la plaza?

... independientemente de que dichos fondos habrían sido aportados, según se dice, por la entidad bancaria que tiene sucursal en la entrada de la Ciudad Universitaria,
... independientemente de que dicha entidad bancaria nos tenga como clientes cautivos,
... independientemente de que no preguntemos el origen de los fondos asignados a la construcción de la plazoleta, ni los beneficios que le produce a la entidad bancaria su "donación" (entre comillas porque, como bien sabemos los argentinos, las entidades bancarias no realizan operaciones a título gratuito, ergo: algún beneficio se llevarán de esta).

Los Sres. Consejeros Directivos y el Sr. Decano: 

¿a quien creen estar representando cuando toman conocimiento de este tipo de intervenciones sin objetar?

¿Por qué no preguntaron a sus supuestos representados si estaban de acuerdo en que esta obra era prioritaria? 

¿Acaso nunca vieron que hay docentes que deben dar clases con comisiones que no entran en las aulas, con estudiantes escuchando de pie, sin poder tomar apuntes o desde el pasillo? 

¿También "tomaron conocimiento" de que en las dos primeras semanas de este ciclo lectivo algunos colegas debieron suspender  clases porque los alumnos excedían la capacidad del aula asignada? 

¿Por qué toman en nombre de toda la Comunidad de la FICH decisiones que incomodan de tal manera a la propia comunidad a la que deben representar, por la autoridad que les fue delegada mediante el voto de sus pares?

¿Será que no entraron el 4 de febrero a la Facultad a tomar exámenes, sacudiendo con sus pies la mugre de las instalaciones? 

¿Por qué no pudieron pensar en la prepotencia que significó esta obra, a la que se le suma la obscenidad de las oficinas construidas en  el primer piso sólo para uso de una gestión que, a juzgar por las ausencias, no parece necesitar de tanto espacio?

Seguramente a la obra la puedan argumentar con la intención de puesta en valor de la entrada de la Institución.   Cosa difícil de aceptar si evaluamos que hace 6 meses la Institución tiene la puerta cerrada.

A eso se opone el siguiente contra argumento:  la Institución se jerarquiza con actividades propias a sus objetivos, desarrolladas en espacios abiertos y de acceso público, que propicien el encuentro, el saludo, el intercambio de ideas entre las personas;

que alienten la diversidad y la convivencia, y el ejercicio crítico de las diferencias; 

espacios resignificados por ACTIVIDADES programadas desde la Institución, espacios cargados de sentido por PERSONAS TRABAJANDO en lo que nos toca, esto es: ESTUDIAR, INVESTIGAR y HACER EXTENSIÓN UNIVERSITARIA (ver Funciones Sustantivas de la Universidad, en el Artículo 74 del Estatuto de la UNL, votado positivamente por los señores Consejeros y el Sr. Decano el pasado 4 de octubre);

espacios donde se garantice la circulación de los pensamientos, donde se propicie la discusión argumentativa, la saludable confrontación de sujetos que sostienen ideales y están dispuestos a defenderlos y hacerlos crecer;

espacios abiertos, plurales y públicos, como abierta, plural y pública es la universidad argentina desde 1918 a nuestros días.
 
Poco tiene que ver la resignificación de una Institución con el discutible valor simbólico de una plazoleta financiada con operaciones bancarias.  Difícilmente el vacío de actividades orientadas genuinamente hacia la Comunidad Universitaria y hacia el medio de influencia de la Facultad pueda disimularse con una plazoleta, cuyo proyecto fue impuesto entre los paños negros que ocultaron la obra de nuestra vista durante 6 meses.  De hecho el símbolo más cruel y elocuente es la PUERTA DE ENTRADA de la Facultad, CERRADA desde hace 8 meses, más allá de lo prudente, más allá de lo necesario, más allá de lo explicable.

Si los Consejeros y las autoridades no pueden ver esta realidad que se instaló hace años en las aulas y los pasillos (cada vez más angostos, si todavía cabe hacerlos más estrechos), realidad manifiesta seguramente en las encuestas que llenamos los docentes al final de cada cuatrimestre a las que evidentemente se hace caso omiso, si los Consejeros no pueden o no quieren o no son libres para interpretar los reclamos de sus representados, cabe preguntarse en nombre de qué intereses han gobernado la Institución.

Cabe preguntar a autoridades y consejeros si en su esencia docente pueden convivir cotidianamente con los problemas enunciados, y pueden permanecer indiferentes ante el indisimulable disgusto de sus colegas;  si son gobierno, qué capacidad de representación esgrimen, en nombre de quién resuelven lo que resuelven.

Nos merecemos mejor trato.  Como la escalera de granito también lo merecía, y sin embargo fue destruida cuando  estaba en excelentes condiciones. 

Cosa que no puede decirse de muchas aulas, con escasas luces, sin ventiladores de techo,  sin enchufes ni cañones fijos, con el permanente ornamento de la suciedad en pisos y ventanas,
ni del aula 7, maquillada de pintura, pero conservando testaruda sus románticas goteras,
del aula 5 con sus sillas y mesa desclavadas,
de los vidrios que permanecieron rotos en la Nave 1 del Laboratorio de Hidráulica, desde una tormenta de noviembre/2012, cuando no hubo personal que se hiciera cargo de cerrar los ventanales hasta la segunda semana de marzo de 2013 (los pedazos de vidrio colgaron de los marcos durante meses, amenazantes como dagas),
de los sanitarios de todos los sectores de la facultad, que no reciben el protocolo de limpieza que se recomienda para los baños públicos (limpieza necesaria a lo largo de todo el día, y cuantas veces lo requiera su intensidad de uso),
de los locos ascensores, que suben o bajan caprichosamente, sin garantizar el necesario servicio a personas con dificultades para el movimiento,
de los cañones proyectores (de los cuales muchos necesitan reparaciones, porque se golpean con tanto ajetreo... cuando armar estructuras fijas no requeriría de mucho esfuerzo),
de los retroproyectores que se mantienen escasamente,
de la sala de dibujo, hoy sin bancos de dibujo,
del espacio rellenado y destinado a estacionamiento en el extremo SE, que cualquier lógica constructiva hubiera recomendado concluir antes de abrir otro frente de obra,
de las galerías exteriores, las ventanas y el patio interior, que no conocen de limpieza regular,
de la insuficiencia de espacio para libros en biblioteca,
de la inexistencia de una sala de proyecciones, con equipos de sonido y video disponibles para la comunidad,
de la irregularidad de una imprenta funcionando entre los equipos de un laboratorio,
y varios etcéteras más.

Si consideramos el monto del contrato para la ejecución de la obra de la singular plazoleta de entrada (con los eventuales adicionales de obra(1), que ya sabemos siempre vienen, inexorables como la prolongación de los cronogramas), y el precio final del metro cuadrado de construcción (para vivienda tipo "unifamiliar", actualizado a julio /2013, extraído de  http://www.ambito.com/noticia.asp?id=697161), la plazoleta u obra de "jerarquización y adecuación del ingreso principal de Ciudad Universitaria" se hubiera podido convertir en 5 (CINCO) aulas de 55 m2 cada una. 

Cosa que seguramente el banco financiador hubiera aceptado -en su exclusiva voluntad de mantener al "cliente" satisfecho-, si alguien lo hubiera sugerido, o si alguien hubiera defendido con firmeza las prioridades.
Cosa que a los que toman decisiones en la Facultad parece no haberles pasado por la cabeza.

Porque, al fin de cuentas, la escalera no estaba tan mal.

La comunidad de la FICH espera respuestas de quienes ejercen los actos de administración o gobierno de la Facultad: el Sr. Decano, la numerosa gestión y su nebulosa de estrellas, los Sres. Consejeros Directivos, en el orden que les plazca.

$ 932 380,85 deberían ser un buen comienzo para la explicación que nos merecemos.

Mientras tanto, vayan abriendo la puerta de entrada, que nosotros la reclamamos. 
Las puertas de las instituciones públicas deben estar abiertas.
No tenemos paciencia para seguir aguantando hasta que se decidan a cortar la cinta. 

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(1)  A la fecha ya se registra adicional de obra: ADICIONAL NRO 1 CORRESPONDIENTE A LA OBRA, JERARQUIZACION Y ADECUACION DEL INGRESO PRINCIPAL A CIUDAD UNIVERSITARIA, POR LA SUMA DE $ 10.925,67 (EXPEDIENTE 562915/009, en: http://servicios.rectorado.unl.edu.ar/mesaentradas/main.htm) 



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