El
recuerdo de un proyecto político que todavía espera ser continuado.
Por:
Reformista Nostálgico
La Universidad Nacional del Litoral es
una construcción histórica que emerge en el clima de época signado por la
apertura económica, política y cultural del país. La ciudad de Santa Fe a
partir de la movilización del estudiantado organizado en torno de la Federación
de Estudiantes de la Universidad Provincial de Santa Fe comienza a partir de
1912 un proceso de transformación de la vieja universidad que se consolida con
la construcción de la nueva universidad nacional.
El movimiento estudiantil que luego se
reconocerá como reformista a partir del Congreso de Estudiantes realizado en la
Universidad de Córdoba en alianza con algún sector del profesorado
universitario y sectores políticos locales, consigue la transformación de la
universidad provincial en universidad nacional a partir de producir un proyecto
de universidad amplio: una universidad regional, la Universidad del Litoral.
Este momento de emergencia sigue
siendo hoy un núcleo significativo del presente de nuestra universidad. El
grupo político gobernante liderado por el partido radical, gobernante de la
Universidad del Litoral durante los últimos 30 años, pugna por apropiarse de
ese pasado para que no los interpele. Es decir, se pretende liquidar de ese
pasado todo aquello que radicalmente se opone a las formas de universidad que
ese grupo de poder supo consolidar durante todos estos años. La Universidad del
Litoral es hija (dilecta) de la Reforma, dicen. Lo dicen al solo efecto de no
hacer visible las formas en las que el estudiantado de esta universidad se
movilizó para construir desde una universidad leída como elitista y católica una
universidad democrática; una universidad donde el conocimiento científico, las
formas pedagógicas que le son propias y la autonomía universitaria sirvieran
como modos de asegurar la democracia. Esos ideales se convocan hoy de manera
ritualizada para convertirlos en prenda de fosilización; se movilizan hoy para
mantener el poder, en contra de los docentes universitarios y del estudiantado.
Todo lo que pretenda revivir ese clima es visto hoy como amenazador. Esos
ideales se han convertido en lugares de paso discursivo para justificar una
universidad donde salvo ficciones discursivas es difícil llamar democrática.
Aquellos constructores de esta
universidad pensaban seriamente que la vida universitaria era un ideal de
realización; no era un trampolín para los cargos políticos. La gran figura del
Rector Gollán es un claro ejemplo de eso: propuesto para candidato a Gobernador
– con posibilidades ciertas de serlo – él no lo aceptó y fue nuevamente rector
de la Universidad del Litoral en el momento en que se reconoce como de
esplendor para la universidad argentina.
Ese proyecto de universidad todavía
espera ser realizado, quienes gobernaron los últimos 30 años esta Universidad
no son los herederos.
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