Cocinando curriculum

Cuando uno ve los programas televisivos sobre cocina… uno puede apreciar de qué forma los chef-pasteleros con elementos tan simples realizan tentadores y atractivos platos dulces. De esa forma uno puede evaluar la “creatividad” que presentan estos profesionales.
Por otro lado, los docentes universitarios también se destacan en una actividad que necesita mucha “creatividad”… y esa es escribir un curriculum.
Así que vayan buscando un bol, un poco de harina, huevo, azúcar y manteca y comiencen a preparar un curriculum para CHUPARSE LOS DEDOS !!.


Por Mario Gardiol

Realmente… cuando uno ve los programas televisivos de cocina, uno llega al punto de ENVIDIAR a los chef-pasteleros que con elementos tan simples (harina, huevo, manteca, leche) y algún otro elemento (cascara de limón, chocolate, etc.) llegan a “crear” platos dulces que dan ganas de pasar la lengua en la pantalla del televisor… y desde ya contribuir a los abdominales o caderas abultadas que todos los días transportamos.
Pero cuando uno llega a probar, experimentar, degustar, saborear, olfatear esas “bellezas” dulces… uno puede estar satisfecho de llevar esos kilitos de demás.

Sin embargo, los docentes universitarios nos destacamos en una veta creativa que se puede decir que “supera ampliamente” (la creatividad que exponen los chef-pasteleros). Y esa es la de escribir, redactar, componer y presentar nuestros curriculum vitae.
Desde ya, esa creatividad, en la mayoría de los docentes va aumentando en el paso de los años y en el incremento de la experiencia en nuestra profesión. Como también le ocurren a los chef-pasteleros.

Por lo tanto, cuando uno se “inicia”, generalmente prepara un curriculum a punto nieve. Como ustedes sabrán es necesario: clara de huevo, una pizca de sal y azúcar. Y el secreto está en la batida… hay que batir, batir, batir, batir, batir, batir hasta que las claras queden bien firmes.
Si uno lo prueba, es espumoso, dulzón… se podría decir que es aire dulce.
Si lo comparamos con los curriculum, cuando uno empieza a desenvolverse en el campo profesional, uno tiene la tendencia de “inflar los curriculum” agrandando la letra, haciendo que tenga un mayor interlineado o un mayor espaciado, o destacar las habilidades que uno tiene (tejer a dos agujas, destapar vinos con los dientes, etc.).

Cuando uno ya tiene algunos años de experiencia docente, uno ya puede crear un curriculum tipo bizcochuelo. Recuerden que es necesario: 3 huevos, 1 taza de leche (300cc.), 1/2 taza de aceite (150cc.), 1 taza de azúcar (350gr.), 1 cucharada de esencia de vainilla, 2 tazas de harina leudante (400gr.) y 1 cucharada de polvo para hornear. El secreto para lograr una masa esponjosa y bien rica, es que a cada ingrediente que coloquemos, lo batimos. Primero todo lo liquido y después lo solido.
De esta forma tenemos un plato dulce, que es fácil y rápido de hacer. Esta bueno para un cumpleaños o para una simple merienda o desayuno. Y desde ya uno lo puede hacer marmolado o con azúcar en la parte superior (para formar una crostita).
En concreto, no es un curriculum para presentarlo con bombos y platillos… pero es un curriculum que “se defiende”.

Cuando un docente universitario acumula una década de experiencia, ya tiene la capacidad para crear un curriculum de mil hojas. La receta es: harina 0000 400 grs., agua 200 cm3, sal 1 pizca, para el empaste: manteca 300 grs., harina 100 grs. y de relleno: dulce de leche repostero (a gusto).
Como algunos docentes sabrán, el secreto de la milhojas es el hojaldre que debe ser realizado sin errores para que la masa al cocinarse abra todas sus capas. Se debe trabajar en un lugar fresco para mantener la temperatura de la mantequilla.
Y desde ya hay chef-pasteleros que se animan a incorporar como decoración: praliné de panadería, chocolate semiamargo con manteca, chocolate blanco y baño de repostería.
Por lo tanto… este curriculum ya no es necesario presentarlo, uno ya lo “ve” y sabe que es lo que tiene. No es solamente que en 10 años uno ya recopiló varios papeles (algunos docentes llegan casi a las mil hojas), sino que también al pensar que uno tiene que leer o transportar un curriculum de esas características nos genera un “picor” en el ano (como el que origina los atracones de dulce de leche).

En los casos que el docente universitario supera las dos décadas de experiencia, se puede decir que ya dispone de un curriculum selva negra. En este caso se necesita: huevos 8, azúcar 240 grs., harina 190 grs., cacao amargo 50 grs., para el relleno y cobertura: crema de leche 500 cc., chocolate semi amargo 350 grs., azúcar 10 grs y cerezas al marraschino.
Lo esencial es abrir el bizcochuelo en tres capas. Mojar la primera con el almíbar de las cerezas y cubrir con una capa de crema de chocolate y cerezas cortadas en mitades. Poner la otra capa de bizcochuelo. Mojar con almíbar de cerezas y poner una capa de crema chantilly con cerezas cortadas en mitades. Tapar la torta. Mezclar las dos cremas y cubrir la torta con la preparación. Terminar con cerezas enteras y virutas de chocolate.
Imaginando esto… no me digan que no se le hace “agua la boca”.
Como pueden apreciar, hay diferentes elementos que se destacan por su textura, sabor…. que hacen que cuando uno pega un mordisco aprecie la suavidad de la crema chantilly, el crujido de la cereza, la consistencia del bizcochuelo y el sabor del chocolate.
En el caso de estos curriculum, uno puede identificar en las papilas gustativas la experiencia del docente en docencia, extensión e investigación.

Hasta acá, vimos 4 tipos de curriculum que se destacan por su “contenido”.  Y este contenido está relacionado directamente con la experiencia que dispone el docente universitario.

Pero también, podemos identificar curriculum que tienen un estilo de “presentación”.

En este punto de vista podemos establecer curriculum de feliz cumpleaños. Acá puede desaparecer la forma tradicional de nuestro plato dulce (rectangular o redonda) y aparecer con el diseño que se le ocurra. En su interior puede tener desde dulce de leche hasta merengues, pedazos de durazno al almíbar o un chorrito de una bebida espirituosa. Para cubrir la torta vamos desde el tradicional dulce de leche con granas hasta chocolate derretido, merengue italiano o decorado con golosinas, velitas, fuegos artificiales u otras cosas.
Toda esta presentación hace que uno quede impactado con la “imagen”. Pero en concreto, todo esta presentación es para no identificar las imperfecciones de la torta y para no darse cuenta que en su interior hay un simple bizcochuelo.

Por otro lado, también están los curriculum de alta cocina. Estos se destacan como el postre Sultan`s Golden Cake, que está formado por una rebanada de pastel cubierta con una lamina de oro (que es comestible), salpicado con durazno, higos, pera entre otras frutas que se han marinado en ron de Jamaica por dos años. Este postre presenta un costo de 1.000 dólares.
O sino como el Frozen Haute Chocolate, que es un helado que esta bañado por 5 gr. de oro servido en una copa con incrustaciones de diamantes blancos y está compuesto por 28 clases diferentes de cacao. Se sirve con una cuchara de diamante y su costo es de 25.000 dólares.
En este casos, no es que uno va a “reventar” comiendo helado o una torta… sino que se destaca uno o dos elementos de su composición que son los que le dan su “particularidad”. Imaginen, en una mesa llena de copas heladas, una copa de diamantes y cubierta de oro, ¿no le va a llamar la atención?.
Por eso a veces hay docentes que no presentan curriculum que se destacan por la cantidad de hojas, sino por los “detalles dorados” que se relucen en su interior.

Si analizamos, en estos últimos 10 años, los elementos que se presentan en los curriculum o que se solicitan han ido cambiando. Cada vez se ha solicitado mayor cantidad de detalles o especificaciones, dentro de la gran variedad de actividades universitarias, que también fue en aumento.

Desde ya, para nuestra institución, este tipo de curriculum permite destacar el “potencial” que disponen los docentes que integran la universidad. E indirectamente, creo que a nosotros, nos ha exigido a tratar de completar todas las actividades que se proponen.

Esta situación nos permite descubrirnos como docentes capaces de realizar “multifunciones”.

Pero una pregunta que me surge a nivel personal es: ¿con que calidad hacemos cada actividad?.

Para ir terminando, un consejo: preparen un buen mate o un té de hierbas naturales, busquen en algún rincón de su hogar el último pedazo de pastafrola de membrillo que sobro del fin de semana o corten unas rodajas de pan, coloquen manteca y espolvoreen con azúcar. Y mientras van masticando… busquen y ordenen “los últimos papeles” para mantener el curriculum, ya que en cualquier momento lo necesitan.

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