La UMET, nacida en 2012, es la primera
universidad del país creada y gestionada por una organización sindical; el 95%
de sus estudiantes están becados
Desde que era chico,
Deymar Wanca supo que quería ir a la universidad. Tiene 22 años y vive en la
villa 31 de Retiro, adonde llegó a los 12 junto con sus padres y hermanos desde
La Paz, Bolivia.
"Cuando me mudé a
la villa, empecé a participar en las actividades de la parroquia Cristo Obrero:
allí me bauticé y uno de los curas es mi padrino. Al terminar el secundario, le
conté que quería seguir estudiando", cuenta Deymar.
"Mis padres
pudieron hacer sólo hasta tercer grado de la primaria: tuvieron muchos sueños
que no lograron cumplir. Querían que tuviese algo seguro en el futuro, que
siguiera Medicina o Arquitectura. Yo quería hacer otra cosa, pero no encontraba
una carrera que fuera para mí."
Fue entonces cuando su
padrino le habló de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo
(UMET). Esta institución nació en septiembre de 2012, y es la primera en el
país creada y gestionada por una organización sindical: el Sindicato Único de
Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh).
"Me contó que
tenía un convenio con el arzobispado de la ciudad de Buenos Aires, por el cual
otorgaban becas a los jóvenes de las villas. Elegí hacer el profesorado de
Educación Física", dice Deymar. "Mis viejos laburan de lo que pueden:
mi mamá es ama de casa y mi papá hace changas en costura o trabajos obreros.
Cuando les dije que había surgido esta posibilidad, se alegraron y no caían en
que iba a poder entrar a una universidad privada sin pagar nada".
Al principio, sus
padres se sorprendieron de la carrera que había elegido: "Pero vieron cómo
me levantaba todas las mañanas para entrenar y me quedaba estudiando hasta
tarde. Se dieron cuenta de que lo que estaba haciendo era lo que me
gustaba". Y agrega: "Soy el primero en mi familia en ir a
universidad".
Hoy, está por comenzar
su tercer año en la UMET (www.umet.edu.ar), adonde asiste gracias a una beca
completa, y trabaja en la colonia de vacaciones del Suterh.
El perfil de Deymar,
concuerda con el de la mayoría de los 800 alumnos que asisten a la UMET.
Amplio sistema de becas
Más del 80% es la
primera generación de universitarios de sus familias; el 95% cuenta con becas
(en el 90% de los casos, totales), otorgadas por diversos sindicatos, por
intermedio de instituciones como el arzobispado de la ciudad de Buenos Aires, y
por la propia universidad. Ésta cuenta con facultades de Desarrollo y Gestión
de las Organizaciones; Políticas Públicas y Gestión Ambiental; Tecnología
Aplicada; Turismo, Actividad Física y Deporte, y una de Cultura y Comunicación.
Este año, egresará la primera camada de estudiantes.
"La universidad,
que es de gestión privada, surgió a partir del compromiso del Suterh: como
muchas organizaciones sindicales, tiene una fuerte tradición en la formación de
sus trabajadores y familias", sostiene Nicolás Trotta, su rector.
"Hace 14 años, se
inició la presentación a la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria (Coneau) para que autorice, por primera vez en la historia del
sistema universitario argentino, la existencia de una universidad impulsada por
un sindicato. Eso la hace única."
Trotta explica que
este modelo tiene un sistema de cogestión del que participan 36 sindicatos de
los más diversos: desde la Uocra hasta Suteba. "Sólo el 5% paga el 100% de
la matrícula y la cuota, que ronda los $2700 mensuales", dice. "Casi
todos los estudiantes, además de cursar, trabajan. La gran mayoría -y esto nos
llena de orgullo, pero también es un desafío pedagógico- no se proyectaban como
estudiantes universitarios: veían a la facultad como algo ajeno, para una pequeña
porción de la población, un derecho al que no podían acceder."
El Departamento
Pedagógico sigue de cerca el proceso académico de cada estudiante:
"Contamos con profesores consejeros que ejercen un liderazgo positivo,
acompañando a los estudiantes sobre todo en los primeros tramos de la carrera.
Nuestras comisiones no tienen más de 35 alumnos, lo que permite generar un
vínculo y romper el anonimato. Esto repercute positivamente no sólo en el
rendimiento académico, sino en la permanencia en la carrera".
Laura Sirotzky,
secretaria académica de la UMET, sostiene: "Presentarles a estos jóvenes,
a través de actividades en la comunidad, la posibilidad de acceder a una
carrera universitaria como un derecho es el primer desafío".
Luego, van surgiendo
otros: "Los docentes deben diseñar e implementar propuestas de enseñanza y
evaluación que puedan abordar la diversidad de recorridos educativos con los
que llegan los estudiantes". Para hacer compatible el estudio con el
trabajo, "éstos tienen una cursada muy ordenada (con todas las materias en
el turno mañana y noche), y en el caso de que cambien de trabajo o consigan uno
nuevo, se los ayuda a reorganizarse".
Deymar concluye:
"Me gustó el no ser un número más en un listado, el que hubiese profesores
que te acompañan, aconsejan y ayudan a que te organices para poder seguir con
el estudio y el laburo. Hoy estoy haciendo lo que me gusta".
LA
NACION, JUEVES 11 DE FEBRERO DE 2016
http://www.lanacion.com.ar/1869880-el-80-de-los-alumnos-son-los-primeros-universitarios-de-su-familia
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